Marrakech ha sido un refugio para pintores, cantantes, escritores y artistas de todos los ámbitos durante décadas. El Museo Yves Saint Laurent es la prueba de cómo un destacado diseñador de moda se enamoró de la ciudad. Después de visitar este interesante y cosmopolita lugar, te recomendamos pasar una tarde o dos paseando por los pasadizos secretos de la Medina. ¿Por qué? Los zocos, los mercados locales, son el corazón de Marrakech. Ofrecen a los visitantes una auténtica experiencia de compras marroquí, así como información de primera mano sobre el estilo de vida local, los procesos de producción y la cultura empresarial. Podrás comprar artículos artesanales, joyas, ropa, té, maquillaje y souvenirs. Termina el día cenando tagine de conejo, un especialidad popular. Ahora bien, cuando te sientes a la mesa, recuerda que es descortés rechazar carne si se ofrece en una comida, o manipular la comida con la mano izquierda.