Incluso en pleno centro de la ciudad, la naturaleza siempre está al alcance de tu mano en Oslo. A un corto viaje en autobús puedes acceder a rutas de senderismo, lagos y extensos bosques. Si quieres un poco de paz en el corazón de la ciudad, dirígete al Parque Frogner, lleno de fascinantes instalaciones del escultor del siglo XX Gustav Vigeland. O dirígete a Aker Brygge, donde podrás sentarte junto al puerto en uno de los restaurantes ribereños. Desde allí se puede pasear hacia el fiordo y ver cómo llegan los barcos al puerto. Además, en Oslo deberías darte un capricho probando la comida tradicional noruega. Acércate al salón de comidas Mathallen y prueba algunos de sus famosos platos típicos, como el Rakfisk (un plato de pescado) y los sándwiches abiertos. Si estás en Oslo durante unos días, piensa en hacer uno de los muchos viajes en barco que se ofrecen a lo largo del Oslofjord y ve la belleza y la singularidad de esta zona de primera mano.