Varsovia ha resurgido literalmente de las cenizas dejadas tras su destrucción durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, también puedes ver vestigios de su pasado glorioso si tomas la Ruta Real, que te lleva por el Castillo Real, Lazienki y el Palacio Wilanow. Antes de abandonar el Casco Antiguo, asegúrate de subir los 150 escalones hasta el mirador de la Iglesia de Santa Ana, que ofrece una vista panorámica de la plaza principal y de toda la ciudad. Si te apetece salir de los caminos del turismo masivo, dirígete a la orilla oriental del río Vístula. Aquí se encuentra el barrio de Praga. A pesar de su antigua mala reputación, esta zona florece actualmente con cafés bohemios y pintorescas tiendas. También es un buen lugar para probar los quesos, sopas y empanadillas (pierogi) que hacen tan famosa a la comida polaca. Además, el distrito de Praga también tiene una de las mejores vidas nocturnas y escenas musicales de Varsovia. ¡Es un lugar ideal para terminar un día de turismo!