¿Y después de los tours gratuitos? No pasa nada, Sorrento no dejará de sorprenderte, ¡es un cofre del tesoro esperando a ser explorado! Una cosa que no puedes perderte mientras estés en la ciudad es probar el limoncello local. Es más que un licor, es el sabor de Sorrento: dulce, ácido, refrescante, elaborado con los famosos limones de la región y hecho con amor. Y la aventura gastronómica no acaba ahí. Si te consideras un amante de la cocina, o incluso si no, ¿por qué no te apuntas a una clase de cocina? Domina el arte de crear pasta desde cero, o perfecciona esa pizza napolitana bajo la guía de chefs experimentados. Si te apetece viajar un poco, aventúrate en una excursión de un día a las cercanas Pompeya o Capri. De vuelta en Sorrento, también puedes optar por pasar el día descansando en una de las acogedoras playas de la ciudad. Dirígete a la popular Marina Piccola, donde podrás sumergirte en el bullicio local, o busca el más apartado Bagni della Regina Giovanna, un lugar perfecto para reflexionar tranquilamente.