Durante la ruta, descubriremos santuarios ocultos y rincones cargados de simbolismo. Uno de los momentos más especiales será la visita al Santuario Otoyo, un pequeño templo sintoísta protegido por curiosas estatuas de ratones, zorros y ciervos en lugar de los tradicionales leones. Dedicado a la salud y la buena fortuna, este lugar esconde historias que tu guía desvelará con detalle. Es una parada breve, pero inolvidable, que nos conecta con las raíces espirituales y populares de Japón.