Helsinki se fundó en 1550 en la hermosa desembocadura del río Vantaa Njoki, en aguas del mar Báltico. Fue asimilada por Rusia, pero tras la independencia del país en 1917, Helsinki se ha convertido en una ciudad muy moderna, con una arquitectura clasicista y funcional. Pasa tu primera mañana aquí explorando el centro histórico de la ciudad. Allí puedes visitar el animado mercado de Kauppatori y sus puestos de arenques, mermeladas, encurtidos y mucho más. La gran fortaleza de Suomenlinna es una parada esencial de la ciudad y está solo un corto trayecto en ferry desde el centro. Si buscas relajarte en la naturaleza, haz una excursión a la isla de Seurasaari, a pocos kilómetros al norte de la ciudad, donde encontrarás un museo al aire libre y abundantes paseos por el bosque junto a la costa. Acaba el día en el barrio de Kallio, donde es posible disfrutar de comida deliciosa, un paseo nocturno y café artesano en cualquiera de los numerosos bistros y cafeterías.