Mientras serpenteas por el Realejo, tu primer punto de referencia es el Corral del Carbón, un caravasar nazarí e intercambio de grano impecablemente conservado que ahora sirve como fascinante recordatorio de las actividades mercantiles medievales de Granada. Esta joya arquitectónica es la única de este tipo que queda en España, y ofrece una visión única de la vida económica del pasado. A un corto paseo está el Palacio de Bibataubín, un palacio del siglo XVIII cuya grandeza dice mucho de la historia aristocrática de la ciudad. No lejos de aquí, la Casa de los Tiros, con su fachada adornada con cañones, te atrae. Esta casa-museo, impregnada de historia militar, añade un sabor distinto a la narrativa del Realejo, ilustrando los tiempos tumultuosos que dieron forma a Granada.