Friburgo es una capital dinámica con montones de cosas que hacer y ver. Aunque muchos turistas solo pasan un día en la ciudad, Friburgo ofrece opciones de ocio muy variadas y para todos los gustos. Tras un día haciendo turismo por el casco antiguo, la mayoría de viajeros se dan el lujo de conocer las delicias gastronómicas del sur de Alemania. En el Mercado de la Catedral suele haber puestos que ofrecen una gran variedad de productos regionales: frutas, quesos, verduras, setas, hierbas, miel, mermelada... Allí puedes probar el “Stefans Kasekuchen” (tarta de queso de Stefan), el dulce más típico de la ciudad. También se pueden encontrar muchos restaurantes típicos donde probar platos regionales y, por supuesto, hacer tours nocturnos para probar excelentes cervezas. Además, Friburgo es la puerta a la Selva Negra, así que es el punto perfecto para planear excursiones de aventura y rutas de senderismo.